Durante los años 60 y 70 México vio terribles eventos que se llevaron la vida de miles de jóvenes, estas películas retratan los horrores de la época.
Cuando pensamos en los horrores que han ocurrido en México se nos vienen a la mente temas sobre la inseguridad en el país, atentados contra inocentes y la represión social que culmina en desapariciones.
Justamente eso es lo que podemos ver en algunas películas del director mexicano Felipe Cazals, consideradas por él mismo como la “trilogía de terror”, también conocidas como la trilogía de la sangre.
Nos referimos a Canoa (1975), El Apando (1975) y Las Poquianchis (1976), las cuales tratan de retratar la cara oscura del país, a través de relatos reales que ejemplifican bien las consecuencias de un mal gobierno.
Canoa: memoria de un hecho vergonzoso. En el México de 1968 se respiraba un aire de tensión a causa de la desinformación respecto al comunismo y las exigencias de los jóvenes estudiantes. El gobierno, dueño de los medios de información, se encargaba de divulgar falsas noticias para que el pueblo pensara mal de quienes protestaban, acusándolos de anarquistas y comunistas.
Es por eso que el 14 de septiembre de 1968 fueron linchados y torturados cinco jóvenes empleados de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, quienes fueron confundidos por terroristas y espías al buscar asilo en el pueblo de San Miguel Canoa, Puebla.
Tristemente el hecho sucedió en la vida real y el director fue bastante objetivo al culpar la desinformación del gobierno para justificar la intolerancia hacia los movimientos estudiantiles.
El film, hecha como si se tratara de un documental, trata de profundizar en la ignorancia y la desinformación, para explicar cómo es que tantas tragedias pudieron ocurrir en 1968.
El Apando: Basada en la obra de José Revueltas, aborda el tema de la corrupción y la injusticia por parte del sistema judicial de México.
El escritor escribió esta novela en 1969, gracias a las experiencias que tuvo tras ser recluido en el Palacio de Lecumberri por su participación intelectual en el movimiento estudiantil de 1968.
Aunque la obra no habla sobre los estudiantes o los presos políticos, trata de reflejar los abusos perpetrados por las autoridades hacia los presos, quienes sufrían un castigo conocido como “el apando”. Se trataba de un celda que los apartaba de los demás presos, sometiendolos a las condiciones más insanas e insalubres.
En ese contexto, dos presos convencen a su compañero para hacer que su madre introduzca droga a la prisión. Poco a poco comienzan a involucrar a más personas inocentes, quienes se vuelven víctimas de los abusos de las autoridades.
Tal fue el impacto que provocó esta película en el público que al representar a México en el XXIV Festival Internacional de Cine de San Sebastián (1976) la actriz Dolores del Río, quien era presidenta del jurado, se levantó de su asiento y dijo que el film era “una porquería de tal magnitud arropada en el lábaro patrio” y por este evento se le prohibió ser galardonada.
Las Poquianchis: Tras descubrir los cadáveres de jóvenes prostitutas se encuentran a las responsables de una red de prostitución: las hermanas González Valenzuela, quienes torturaban y asesinaban a mujeres para que trabajaran como sexoservidoras en un bar en Guanajuato.
Este hecho verídico involucró corrupción por parte de las autoridades, ya que se comprobó que la policía protegía a las asesinas y que incluso asistían al bar para violentar a menores de edad.
Aunque muchos señalan que Cazals se basó en el libro del escritor mexicano Jorge Ibargüengoitia, “Las Muertas” sin dar crédito de ello, no podemos menospreciar el trabajo del director, quien usó la historia para culminar con la trilogía de terror, con un mensaje respecto al futuro de México: el peor de todos los males es la corrupción.
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